LOS LÍMITES DE LA INSENSATEZ
Esta película dirigida por la directora Iciar Bollain es una clara protesta a las idioteces que cometen algunos "líderes políticos" en sur américa en detrimento del patrimonio natural del mundo.
En abril del año 2000 Cochabamba fue un lugar en el que la represión policial no tuvo límite, donde las calles estaban marcadas con consignas como "el agua es nuestra carajo" o "el pueblo somos la mayoría carajo", inmersos en un conflicto donde la avaricia y el agua eran los protagonistas. Se considera que la película "También la lluvia", tenía que realizarse ya que, más que las nominaciones y los premios, es de un inmenso valor por su contenido y contraste. En retrospectiva, la película representa tres historias, ordenadas jerárquicamente así: una gran historia que es la del colonialismo, una mediana historia que es la del conflicto por el agua, y una pequeña historia que es la filmación de la película de Costa y Sebastián. Este artículo se inscribe en un comentario hacia la mediana historia, que resulta ser la más diciente y controvertida.
En un inicio se remarcaba la incompetencia de ciertos líderes la cual se reitera con más énfasis que nunca, así como los agradecimientos a las voces de los protestantes. Conmocionalmente, el personaje de Daniel, o Hatuei, hace ver cómo la lucha por el agua es la lucha por la vida, derecho humano inalienable que es violado, irónicamente, por los mismos departamentos y entidades que lo promulgan ¿Acaso no son ellos los inquisidores que crucifican cada año a miles de Hatueis? La imagen y la analogía no pueden ser más certeras. El hombre que lucha por su dignidad es pisoteado y reducido a mártir por ir en contra de lo que dice el gobierno, o por lo que tenían en proyecto, como fue el caso de la privatización del agua por parte de una empresa gringa, la idea más estúpida y corrosiva para los ojos de personas que no piensan con el bolsillo.
Es este el empalme maestro de la película, la alegoría que se hace de la colonización es exquisita y muestra como después de miles de años, siguen algunos personajes pensando que si las naciones de suramérica no se bajan los pantalones y regalan sus tesoros no saldrán adelante el la gran empresa de la globalización. Absurdo. Somos acaso tan torpes como para vender nuestros ríos, nuestro páramos, mesetas y montañas por unas minucias de dinero que se malgastará o se lapidará mientras que los otros, oportunistas milenarios, siguen asegurando y incrementando su caudal. Los límites de la insensatez son infinitos.
Para finalizar, acuerdo en que esta era una película que tenía que ver la luz, no está de más presentar realidades a pueblos que se ciegan con la moda y con la televisión, que es por eso que la mayoría no tiene ni idea de lo que pasa a su alrededor critican a o locos que protestan por unas gotas de agua. Estas son el tipo de películas que deberían pasar por las franjas familiares, en la mañana y en la noche, a ver si así coge algunos se pellizcan y dejan de lado las sandeces para fijarse en lo que sí nos afecta.
Imagen de la película
Imagen de la prensa