Texto tomado y traducido de: http://bibliobs.nouvelobs.com/idees/20160422.OBS9050/sur-l-islam-les-manuels-d-histoire-sont-epouvantables.html
Mientras que los fundamentalistas pretenden remontarse a un Islam originario e ilusorio, la historiadora Jacqueline Chabbi nos muestra una lectura del Coran influenciada de historia. Entrevista.
Jacqueline Chabbi, conocedora de la cultura Arabe y Doctora en materia de letras; nació en 1943, es profesora honoraria en distintas universidades, especialista en los orígenes del Islam. Es la autora de libros como: "el coran desencriptado, figuras biblicas en Arabia (Cerf, 2014), y "Señor de la tribus. Los tres pilares del Islam. Lectura antropológica del Islam"
¿Por qué el título de "los tres pilares del islam" si el Islam reconoce generalmente cinco? ¿Es una provocación?
En efecto, yo ataco frontalmente los cinco pilares del Islam porque son nociones aparecidas cuando la religión se dogmatisa y borra el pasado; a partir de la segunda mitad del siglo VIII y sobre todo el IX, pero que no existían en el comienzo. Se trata de romper este modelo ideológico que bloquea el razonamiento para tener acceso a una visión verdaderamente histórica de los primeros tiempos del Islam.
En el fondo, con este libro me intereso en el motor, es decir, en el funcionamiento de la sociedad de origen, en el coran: eso que está constantemente presente pero que no está en la superficie del texto porque es algo que se vive. Es tanto o más fascinante que la biblia donde el corpus se fabrica sobre un periodo de mil años o menos, en el coran relata un periodo corto de veintidós años y su redacción se desarrolla en menos de un siglo. El discurso está casi vivo.
Errores de archivos escritos o de monumentos nos han reducido a preguntarnos sobre lo que pudo ser la sociedad de inicios del siglo VII. Sin embargo, sabemos que está organizada sobre el modelo tribal de familias patriarcales. Para nuestra suerte, tiene características muy específicas ligadas a un espacio rural árido. Vemos entonces una sociedad de urgencia focalisada en los métodos de supervivencia.
También, cuando el coran presta elementos del mundo biblico, él los transpone en su imaginario. Por ejemplo, el infierno de llamas es un infierno solar ya que el sol puede llegar a matar en esas regiones desérticas. En el infierno coránico se come hierba como un camello y se bebe agua hirviendo de las tormentas de verano. Ella desgarra las entrañas, dice el corán.
¿Cuáles son los tres pilares que definen, según usted la relación entre la sociedad tribal o la divina?
El primer principio de funcionamiento de esta sociedad donde se está constantemente en peligro,, vulnerable gracias a lo aleatorio, es la "alianza" que asegura el lazo de la solidaridad de los hombres con ellos y con los dioses. La alianza se concluye con un dios útil porque como los hombres, los dioses deben hacer sus pruebas en lo concreto.
El segundo principio que yo considero como el pilar central, porque es propio de esta sociedad, es la buena guía porque, si todos los caminos legan a Roma, en Arabia no hay sino uno solo y, si uno no encuentra la buena pista, muere. Guiar hacia la vida para evitar la muerte es ahora la principal función de un dios protector. Igual, decir que los abusos actuales que aseguran preferir la muerte en la via de dios creyendo tener un apoyo en el pasado están totalmente en contradicción con la palabra coránica tal como se dirigía a los hombres en su tiempo.
En fin, se encuentra la función del "don" en un sistema de solidaridad, se comparte la mayor parte de los bienes con aquellos quienes no tienen, o tienen menos dentro de la tribu o el grupo tribal. Una condición de solidarizarse con su familia y de no empobrecer para dar caridad bien organizada ; todo comienza por sí mismo... en este espíritu, la usura es denunciada como un rechazo a la solidaridad.
Y la hospitalidad en el desierto es considerada como un deber: a su llegada a un campamento, una persona debe ser recibida por lo menos durante tres días, el tiempo de restaurarse y de alimentarse y digerirlo todo correctamente. La Zakât, la limosna legal, es exhortada en Medina por Mohamed cuando el le habla la gente y los incita a no dejar morir a los pobres ni al los huérfanos, siendo él mismo un huérfano y habiendo vivido una situación de degradación en el seno de su tribu, totalmente contrario a lo que la tradición dirá en estos tiempos para glorificarlo.
¿En qué sentido la antropología histórica renueva nuestra visión del corán?
Ella permite un nuevo acercamiento a la dimensión humana del Islam de origen y por lo mismo contrarresta algunos fantasmas. El estudio de la sociedad primera nos da acceso a otra comprensión de las palabras que son a menudo minadas por nosotros porque han sido recubiertas de significados que no tenían en un principio. La palabra charia por ejemplo no se utiliza sino una sola vez en el Corán y no para nombrar un sistema jurídico sino en el sentido de una "via a seguir".
La palabra oumma que se traduce hoy en día como "comunidad" está originariamente ligada a la idea de "guía". Tiene tres significados en el Corán: uno de "grupo organizado bajo una buena guía", otro de "buena vía" y otro de "guía". También encontramos en el texto que "Abraham es un oumma". Algunos traductores encontraron bien el interpretarlo como "Abraham es un pueblo" cuando en realidad quiere decir que él es un buen guía.
Igualmente hay un pasaje del Corán donde está dicho que hace falta seguir la voz de Mohamed, que él es el modelo. En realidad quiere decir que se debe seguir la misma alianza que él, no es una incitación a imitar sus actos o sus gestos. Un hombre de tribu no hubiese jamás aceptado imitar cualquier cosa del otro. La idea de tener un modelo es totalmente aberrante en este tipo de sociedad.
Usted relativiza también mucho el peso de la escatología, sin embargo esta ha sido reactivada recientemente por el Daech...
Estoy fuertemente persuadida de que en estas sociedades primarias, el discurso del Corán, sobre todo si se trata como aquí de elementos importados, no es para nada tomado en serio. Las creencias escatológicas no existían en la mentalidad tribale. Por otra parte sabemos que la violencia del discurso es a menudo una compensación de acciones faltas de poder.
Es porque Mohamed sufre al parecerse a este y no puede tampoco forzar a nadie a esos extremos donde las amenazas escatológicas se desarrollan. De igual manera, cuando él no se hace entender en la meca aparece el fantasma de las houris (virgen del paraíso dada como esposa al creyente) calcado sobre el modelo de esclava terrestre que sus maestros podían entregar a la prostitución, sin importar que el Corán lo prohíba. Se trataba de seducir a los jefes de la meca. El Corán no promete ninguna houri a los hombres muertos en combate. Y aún así, Mohamed será un exiliado de su clan. Él tuvo que dejar la meca...
Por qué esta mirada distanciada sobre los inicios del Islam parece hoy tan difícil a darse conocer?
Por que los musulmanes de hoy son huérfanos de su pasado. La historia se convirtió en un tabú. En sunnismo poco estructurado ha estado tomado en cargo por más de una cuarentena de años por el wahhabisme que pretende volver a un Islam primero que nunca existió. Proclamar fidelidad a un texto del pasado es una infidelidad de antemano desde el punto de vista histórico.
Manuel Vall tiene razón de pretender que las minorías salafistas están "ganando la batalla ideológica del Islam"
Infortunadamente no está tan equivocado. Pero ¿de quién es la culpa? Porque todo el problema, para el que busca, es ¿dónde encontrar la historia? Por el momento ella no está casi en ninguna parte. Se está en la historia sagrada o se está en la suposición de que los Árabes tomaron prestamos de la biblia. Todo el mundo está entre los fantasmas.
Lo que más me decepciona es que, incluso aquí en Francia no se puede hacer una historia "desprofetisado" porque los manuales de historia son insoportables. Nos hacemos lo religiosos,estamos en los cinco pilares del Islam, justamente. Mi trabajo consiste en introducir un principio de realidad sobre lo que existe del islam primero u originario.
Para poder debatir un tema hay que
conocerlo en teoría, y para criticarlo hay que ver, con sus propios ojos, hasta
poder encontrar las debilidades y las cualidades de su singular perspectiva. La
puesta en controversia del romanticismo le supuso al profesor Zuleta aplicar
uno de los tres principios del racionalismo Kantiano: “pensar en el lugar del otro” (Zuleta, 1986, p. 53) del cual surge
la primer sentencia que encuentra el filósofo colombiano para rebatirle a este
movimiento.
Este primer paso que da Zuleta es obrar de
la forma que más irrita a los románticos, es decir, con lógica, y esa misma
proposición de “pensar en el lugar del otro” toma un sentido radical porque el
discurso del romántico no admite objeciones, es un discurso paranoico y viola
el tercer precepto del racionalismo Kantiano que es “ser consecuente” (Zuleta, 1986, p.56), y lo opuesto a ser
consecuente es ser terco, según Zuleta.
Puede verse en el romántico un exceso del primer principio Kantiano, una fiebre
por “pensar por sí mismo” (Zuleta,
1986, p.52), haciéndolo desde la intuición, que en la perspectiva
romántica se da como irracionalismo.
La intuición acomoda las circunstancias a
su deseo, y más si se porta el ego romántico que transforma cualquier
percepción en un argumento a favor de su idea; el romántico ama las ideas que
intuye, y el amor es un denso velo que entorpece la visión del juicio crítico.
Este argumento que identifica al amor
como un peligro para el razonamiento no es algo que Zuleta desenvaino al azar,
viene de diálogos platónicos como el Fedro, en el que se dice que un enamorado
(de una persona o de una idea) “por
fuerza ha de ser celoso, y al apartar a su amado de muchas y provechosas
relaciones con las que, tal vez, llegaría a ser un hombre de verdad, le causa
un grave perjuicio, el más grave de todos, al imposibilitarlo de acrecentar al
máximo su saber y buen sentido” (Platón, 2011, p 9.), en ese caso el
romántico es un ocultista que le impide a su idea ser debatida por miedo a que
se le salga de las manos. También, en el Banquete, Erixímaco dice sobre el amor
corporal que este tiene un órgano principal que ciega y domina a los
otros (Zuleta, 2003, p.121); y Sófocles, en su obra Antígona, condena a Eros a
ser un portador de delirios.
Eros, invencible
en batallas [...] que estás apostado en las delicadas mejillas de las
doncellas. Frecuentas los caminos del mar y habitas en las agrestes moradas, y
nadie, ni entre los inmortales ni entre los perecederos hombres es capaz de
rehuirte, y el que te posee está fuera de sí. (Sófocles, 1986, p. 278-279)
Esta irracionalidad se puede rastrear
desde sus inicios europeos hasta lo que de este movimiento se reprodujo en
América latina. El mejor ejemplo europeo está en Fausto, personaje creado por Goethe, que pasa de ser un académico a
ser un místico guiado por un demonio, admitiendo que nada hay en las ciencias
que lo motive ni que lo hagan ser consciente de que conoce; en la primera escena se presenta este desdén contra el
neoclasicismo y la entrega al ideal romántico.
FAUSTO. Ahora
ya, ¡ay!, he estudiado a fondo filosofía, leyes, medicina y por desgracia
también, teología, con ardoroso esfuerzo. Y
ahora me encuentro, ¡pobre de mí!, tan sabio como antes. [...]
Arrinconado tras esta pila de libros, que la polilla roe, cubierta de polvo,
que hasta lo alto de esas bóvedas
envuelve un ahumado papel; [...] ¡He ahí el mundo! ¡Vaya un
mundo!... ¿Y todavía preguntas por qué
tu corazón se te encoge triste en el pecho? ¿Por qué un inexplicable pesar te
cohíbe todo impulso de vida? En vez de esa viva naturaleza que Dios creó ahí
para los hombres, solo te rodean a ti por todas partes humo y polilla y
costillas de animales y fémures de muertos… ¡Huye! ¡Arriba! ¡Allá a ese ancho
mundo! […] Reconocerás luego el curso de los astros, y en sometiéndosete la
Naturaleza, se te levantará la fuerza del alma. (Goethe, 1980, p.71)
De
esta forma comienza el Fausto, y el final de este primer acto es una tragedia
causada por esta nueva forma de vivir.
Tras la visita a una bruja que le provee un brebaje para arrebatarle el amor a
todas las mujeres, Fausto va en conquista de Margarita, una joven devota, recta
y religiosa en extremo; Mefistófeles trata de hacer ver a Fausto que puede
tener cualquier mujer, que desista de Margarita, pero la terquedad de Fausto lo
dispara contra la pulcra alma de la joven, logrando pervertirla mediante
regalos. Pronto Margarita se ve invadida también por el delirio del Eros.
MARGARITA. Se
fue mi sosiego, / Me pesa el corazón;/Hallar la paz no puedo,/Para mí se
acabó/Cual una muerta soy/Si él no está junto a mí,/Y el mundo entero pierde/su
atractivo gentil/Enajenada tengo/Mi pobre cabecita,/Y mis sentidos todos/Incoherentes
deliran. (Goethe, 1982, p. 152-153)
Valentín,
el hermano de Margarita, se suicida frente a ella porque descubre que ya no es
una señorita, ella pierde del todo la serenidad y pronto, la pluma de Goethe,
convierte los pensamientos de culpa en un espíritu maligno que la acompaña
durante el sepelio de su hermano: “MARGARITA.
¡Oh dolor! ¡Si pudiera ahuyentar estos pensamientos que me asaltan y asedian
contra mi voluntad” (Goethe, 1982, p.165); ahora se convierte en un
problema de voluntad y se retoma la cuestión de la irracionalidad del
romanticismo. Arthur Schopenhauer fue un filósofo muy cercano a Goethe que contribuyó
a la explicación de esta forma de pensamiento con su ensayo “Sobre la voluntad en la naturaleza”
(Schopenhauer, 2003); dice que la voluntad es lo primero en el ser humano, que
después de esto viene el albedrío que es la voluntad mediatizada por el
pensamiento; que la voluntad es excitación y que si sobre esta se razona se llega a los
motivos, es decir, lo primario en las reacciones del ser humano es la voluntad y la excitación, lo
mediatizado por el pensamiento es el motivo y finalmente el libre albedrío;
frente a esto se puede afirmar que Margarita actuó, bajo el influjo de Eros,
por voluntad y excitación, y que, no es que tenga pensamientos que la atacan
contra su voluntad, sino que es su voluntad misma y la excitación producida por
la envergadura de la situación la que no la dejan tranquila, además ella no
maneja el albedrío ni el motivo, es una cautiva de la voluntad al igual que
muchos personajes románticos.
James Joyce ridiculiza, en su Ulises, a una mujer de Dublin que piensa
bajo estos preceptos, Joyce lo designa como: “un estilo ñoño, mermeladoso braguitoso con efectos de mariolatría de
incienso, masturbación, berberechos estofados, paleta de pintor, cháchara, circunlocuciones...”
(Joyce, 2009, p. 69). Y nada mejor para explicar las palabras de Joyce que el
fluir del pensamiento del propio personaje, Gerty MacDowell, sentada cerca de
una playa de Dublin mientras observa al taciturno admirador que la asecha con
la mirada, el señor Leopold Bloom, un 16 de junio de 1904, ella piensa, en palabras
del narrador.
Ahí estaba lo
que ella había soñado tantas veces. Era él el que contaba y su rostro se llenó
de alegría porque le quería porque sentía instintivamente que era diferente a
todos. Su corazón mismo de mujer-muchacha salía al encuentro de él, su marido
soñado, porque al instante supo que era él. Si él había sufrido, si había
pecado contra él más de lo que él había pecado, o incluso, incluso, si él mismo
había sido un pecador, a ella no le importaba. Aunque fuera un protestante o un
metodista ella lo convertiría fácilmente si él la quería de verdad. Había
heridas que necesitaban ser curadas con bálsamo de corazón. [...] ella anhelaba
saberlo todo, perdonarlo todo si podía hacer que él se enamorara de ella,
hacerle olvidar la memoria del pasado. Entonces quién sabe si él la abrazaría
tiernamente, como un hombre de verdad, apretando contra él su blanco cuerpo, y
la amaría, la niña de su amor, solo por ella misma. (Joyce, 2009, p. 520-521)
Las divagaciones sentimentales la obligan
a convertir el episodio en una muestra erótica de su graciosa voluptuosidad al señor Bloom. Él expresa más adelante que Gerty lo llevó a un desahogo en forma de
onanismo. “Señor, estoy mojado. Qué diablillo eres. La curva de su pantorrilla,
medias transparentes, tensas a punto de romperse [...] ¡Señor! Han sido todas
las cosas reunidas. La excitación. Cuando se echó hacia atrás sentí un dolor en
la raíz de la lengua. Le hierve a uno la cabeza” (Joyce, 2009, p. 538). Finalmente, el señor Bloom rechaza del
todo entregarse a esas ensoñaciones amorosas: “Sin embargo, había una especie
de lenguaje entre nosotros (amor). ¿No podría ser? No, la llamaban Gerty.
Podría ser un nombre falso sin embargo como el mío y la dirección Dolphin’s
Barn era una trampa. De soltera se
llamaba Jemina Brown y estaba con su madre en Irishtown” (Joyce, 2009, p
538). Esto es lo que piensa el señor Bloom quizá minutos después de que ha
sucedido la escena de Gerty, lo interesante es que el episodio no es trascendental
para él, aunque queda un cabo suelto, ¿cuándo el señor Bloom está en las
sombras observando a Gerty, qué sucede en él, está bajo la excitación también,
pero él, en cierta forma, la satisface con la eyaculación y podría suponerse
que es este el motivo por el que puede pensar claramente. Este suceso para un
romántico puede ser un acontecimiento, el romántico se toma las cosas más
enserio, espiritualmente, que el racionalista, que las ve como un
acontecimiento más de su vida, es por esto que el señor Bloom hace uso de un
razonamiento cómico y se burla de la actitud de Gerty, cree que ella podría ser
una soltera en busca de aventuras que usaría un nombre falso para acercarse a
él, su pensamiento en ningún momento se desliza hacia un discurso desenfrenado, o exaltado, frente a las insinuaciones de
Gerty que, a diferencia de él, es otro personaje preso de la excitación, y una excitación
muy superficial como lo es un hombre que la observa, y por el que ella empieza
a fantasear hasta el punto de excitarse y excitarlo.
Bien podría controvertirse el pensamiento
de Schopenhauer diciendo que, en el caso de Gerty, ella no actuó con voluntad o
excitación, sino que tenía el motivo de atraerlo o enamorarlo, sin embargo, hay
que reflexionar muy bien sobre este punto ya que es muy posible que, lo que
parezca motivo, sea una total absorción de la voluntad hacia el sujeto, y
pregunto ¿Es alguien capaz de ruborizarse por sí mismo?, ¿alguien capaz de
palidecer ante una situación que no le genera terror?, ¿alguien capaz de excitarse
sin estar sometido a imágenes o pensamientos voluptuosos o a los caprichos del
cuerpo? Difícilmente se haría, son estas voluntades que no maneja el hombre con
entera libertad, de esta forma está muy lejano el albedrío ya que este necesita
de un raciocinio sin cargas de impulsos, sin la mediación de la voluntad
excitada, y Gerty hace un discurso confeccionado por medio de la excitación, una
proyección hacia lo que ella piensa que es “el hombre ideal” (muy absurdo) con
una mediatización del intelecto que es fantástica, no es capaz de poner a la
excitación entre paréntesis y pensar sobre ella, sino que se deja llevar de
ella, se somete a su voluntad, a su impulso, que en palabras de Schopenhauer es
que “el individuo se hace así esclavo
inconsciente de la naturaleza en el momento en que sólo cree obedecer a sus
propios deseos. Una pura quimera, al punto desvanecida, flota ante sus ojos y
le hace obrar, esta ilusión no es más que instinto” (Schopenhauer, 2003).
Schopenhauer es duro en sus juicios y los rebaja a actos instintivos, pero es
una extraña realidad de los seres humanos esta de someterse a los sentimientos
y de actuar por puro instinto psicológico; Freud demuestra esto en su ensayo
sobre el “Duelo y la melancolía” (Freud,
2011). Dice que frente a un duelo, el sujeto pierde el curso de su ritmo
habitual y se deja consumir por lo que instintivamente debería hacer, es decir,
describir correctamente su situación psicológica; claro está, de forma inconsciente.
Es el mismo principio para cualquier caso en el que predomine la voluntad sobre
el razonamiento, el individuo debe por obligación instintiva demostrar con sus
actos lo que le está sucediendo, y esto, según Freud, supone también una pérdida
de su yo. Cuando una persona ama, o cuando una persona sufre un duelo, entrega
la identidad de su yo a ese objeto y su comportamiento se radicaliza a la
voluntad de llevar un comportamiento determinado.
Como se decía anteriormente, el romanticismo se entrega al precepto de “pensar
por sí mismo” pero hay que ver desde dónde se piensa, si es desde un yo que
reconoce la supremacía de la razón y evalúa los sentimientos, o desde un yo que
esta partido entre su objeto de dependencia y su voluntad. Así, la voluntad
puede disfrazarse de libre albedrío, y el individuo puede decirse a sí mismo
que sus actos son guiados por su intelecto pero no se da cuenta que sufre es de
una tremenda ceguera causada por la dependencia.
Queda esclarecido de qué forma el
personaje romántico está invadido de excitación
y no de razón, se vio también, en el monólogo de Fausto el paso del ideal
académico al romántico y las causas que
este trajo consigo. Lo que aún está por determinar es el caso del discurso
paranoico que, si bien está ya dicho, no lo está de forma explícita. Para
hacerlo se presentará la manera en como Estanislao lo da a conocer en su ensayo
“El respeto en la comunicación”
(Zuleta, 1998, p. 48) de su libro “Colombia: violencia, democracia y derechos
humanos” que es mediante el modelo lingüístico del análisis del discurso
poético de Roman Jakobson (Jakobson, 1984)
El discurso
paranoico
¿Cómo se
configura el discurso paranoico o autoritario? Teniendo en cuenta los elementos
anteriores que explican el acto de la comunicación, se encuentra la relación
más favorable para un personaje romántico que es la que se da entre el emisor
que tiene la verdad absoluta, y el
destinatario complaciente o cómplice. Eso es el discurso autoritario que no
acepta críticas. El profesor Zuleta lo interpreta de dos maneras, como un
maniqueísmo al que hay que combatir ya que corta la comunicación, es decir,
acaba con ese discurso que se mueve en la dicotomía del “yo tengo la verdad y
el que está contra mí está errado”; o como un discurso paranoico desde el que
el emisor habla sostenido de la evidencia, en el ejemplo de Fausto, desde la
evidente voluntad de poseer a Margarita que embarga todo su cuerpo y su alma,
todo lo que él dice es cierto y lo que suceda a su alrededor únicamente servirá
para demostrarlo, así, si Fausto mirase hacia el cielo vería a Margarita, si
una mujer de gran hermosura pasara a su lado, esta le recordaría a Margarita
por la hermosura pero por ningún motivo sería más bella que ella; él ve su
obsesión en todas partes y se deja consumir.
El maestro Estanislao aborda el tema del
discurso paranoico en varios de sus libros. En su obra titulada “El quijote, un nuevo sentido de la aventura” (Zuleta, 2000, p. 161-165)dice que el Caballero de la Triste
Figura está regido por los libros de caballería que para él constituyen una
norma que no se puede debatir y la única forma en que logran derrotarlo en su
aventura es cuando se enfrenta con el Bachiller Sansón Carrasco, que le sigue
la cuerda y se hace llamar El caballero de la luna Blanca, él se une al delirio
de Alonso Quijano y sólo al derrotarlo en su mundo puede hacerlo volver, dice
Sansón Carrasco: “suplícoos no me descubráis, ni le digáis a Don Quijote quién
soy, porque tenga efecto los buenos pensamientos míos, y vuelva a cobrar su
juicio un hombre que lo tiene bonísimo, como le dejen las sandeces de la
caballería” (Saavedra, 1969, p. 819). De esta manera, los discursos paranoicos
tienen en ellos mismos su punto débil, esa omnipotencia resulta siendo una
impotencia ya que el hombre que está sometido a él es víctima de sus deseos y caprichos, ellos viven una
alucinación que, en términos de Zuleta “define
la realidad como una adversidad” (Zuleta, 2000, p.163), escapan de ella
pero entonces se someten a la lógica que sus deseos les imponen, en el caso del
Quijote, dependiente del razonamiento de las novelas de caballería.
El Filósofo Colombiano retoma al romanticismo
en su libro “Estudios sobre la psicosis”
(Zuleta, 1990) en el que ve este tipo de discurso, que llama psicótico, y que
se formula desde la imaginación del individuo, de la cual arguye que es menos
rica, temática y formalmente, que la realidad; cita a Sartre, autor con el que
comparte el siguiente pensamiento: “lo
que define la realidad es su riqueza inagotable, o más directamente, su
inagotabilidad, su imprevisibilidad radical” (Zuleta, 1990.p. 80). Y es
considerable en cuanto la imaginación, más que la vida misma, tiene lugares
comunes, imágenes reiterativas, ella está condicionada y nuestras fantasías
tienen ya sus esquemas; es por esto que cuando alguien quiere excitarse recurre
generalmente a las mismas figuras, incluso tiene sus espacios propios, y de
esta forma se revela que el sitio que el hombre creería el más adecuado para
crear sus espacios, en ocasiones es el más modelado. Ante esto el maestro
Zuleta agrega: “Por eso no debemos creer
demasiado en la ideología romántica que da a la locura una especie de libertad
superior” (Zuleta, 1990, p. 81); y en efecto, el romanticismo está ligado
al discurso profético que da a la imaginería y a la entrega total a esta toda
la importancia.
La crítica desde
Hegel
Zuleta critica desde Hegel el anhelo
romántico de la totalidad, de la belleza absoluta, una meta tan exaltada que
hace de su seguidor un ser que terminará siendo vencido porque, aquel ideal es
tan magno que su búsqueda se entorpece y la realidad del mundo lo aleja más de
su sueño. Hegel se opone a este distanciamiento de la vida real arguyendo que
las personas que sostienen un ideal de tal pureza pasan de ser personas
productivas a improductivas, quien comienza a tener este ideal emprende una
carrera contra el determinismo limitándose tan solo a señalar fallas en el
sistema en que vive, sin darse jamás cuenta de que la falta está en la manera
de recibir las imperfecciones de la existencia; termina por ser un ente
inactivo y contemplativo incapaz de hacer nada porque él es demasiado bueno
para este mundo. Hegel, de una forma irónica lo llama “la bella alma” (Zuleta,
1986, p. 181) que en su “Fenomenología del espíritu” resulta tratarse de un ser
tan agudamente bello que no admite vivir en la cotidianidad, “como si este mundo no lo hubiera hecho, como
si no llevara en él todos sus problemas y sus conflictos, como si él mismo no fuera de este
mismo mundo que cree ver por encima del hombro”
(Zuleta, 1986, p. 182).
Esta tendencia fue una de las que se
tradujo como romanticismo en América latina, como un escepticismo desdeñoso. Se
recuerdan unos versos del poema
romántico mexicano, Manuel Acuña de su
poema “Mentiras de la existencia: ¡Qué
triste es vivir soñando/con un mundo que no existe/Y qué triste/ir viviendo y
caminando./Sin ver en nuestros delirios,/de la razón con los ojos,/que si hay
en la vida lirios./son muchos más los abrojos” (Gil, 1972, p. 341) . Y en la
literatura colombiana, la expresión máxima de este escepticismo romántico es el
poema de Rafael Pombo la “Hora de
tinieblas: ¿Por qué estoy en donde estoy/con esta vida que tengo/sin saber
de dónde vengo/sin saber a dónde voy/miserable como soy/perdido en la
soledad/con traidora libertad/E inteligencia engañosa/Ciego a merced de horrorosa/desatada tempestad?” (Pombo, 2011).
¿No son los versos anteriores un reproche
a la existencia que, al no ser suficiente para el ideal de romántico se ve con
desdén?, es esto lo que ironiza Hegel desde su proposición de la “bella alma”.
Y por otro lado, la poesía y la prosa latinoamericana se vieron también
permeadas por la idealización de amor y de la belleza femenina, como lo
demuestran los varios poemas con nombre
como A Emilia (José María Heredia), A Julia (Gregorio Gutiérrez Gonzales), A Él
(Gertrudis Gómez de Avellaneda), La María (Jorge Isaacs), entre otros.
Aportes del
romanticismo
Queda de esta forma esclarecida la
posición que toma el maestro Zuleta frente al romanticismo, desde la
perspectiva que más los irrita es decir, la racionalista; sin embargo su
crítica no termina en este punto, en su posición de ver con los ojos del
romántico, se dio cuenta su aporte a las ciencias humanas, y al arte, a la que
considera como algo primordial, y paralela a ésta, la contribución del
romanticismo al psicoanálisis.
Desde el arte, el romanticismo se encargó
de “renovar el interés por lo mitológico como aspecto decisivo y esencial de la vida humana […] el hombre
habita en el mito como habita en el lenguaje” (Zuleta, 1968, p. 190); este fenómeno
es más visible en la pintura, siendo un representante
de esta época el pintor inglés Joseph Mallord William Turner, emparentado con
la filosofía del romántico Edmund Burke y sus ideas de lo“Sublime” que exaltaban las fuerzas de la
naturaleza frente a la insignificancia del hombre, pretendiendo despertar en él
sentimientos de miedo y exaltación. Turner tomó esta filosofía e idealizó sus
acuarelas al “classicallandscape”,mezclándolo con temas mitológicos, bíblicos y literarios. Su
primera pintura de este tipo fue “Eneas y
la Sibila, lago Averno”, escena tomada de la Eneida de Virgilio, en el
momento en que Eneas quiere descender al inframundo para hablar con el fantasma
de su padre. Sibila, una profetiza, acepta guiarlo por el reino de la muerte.
También está la pintura llamada Regulo, que cuenta la historia de uno de los
comandantes en la segunda guerra púnica, que según cuenta la leyenda quedó
ciego cuando entró a Roma, y, coincidiendo con la filosofía de los sublime,
Turner pinta catástrofes naturales ficticias como lo demuestra su Óleo llamado
“la quinta plaga de Egipto”, o verídicas como lo es un naufragio en su obra
titulada de esta misma forma. Su obra es vasta y rica en temas, pintó escenas
patrióticas como “la batalla de trafalgar, el incendio del parlamento de los
Lores y los Comodoros y la batalla de Waterloo entre otros.
Estanislao retoma del romanticismo los
aportes al psicoanálisis como la exaltación de los mitos, la regresión a la
infancia, el intuicionismo, pero advierte que ante esto no se puede seguir con
un actitud de “rendirle un culto ciego e intuirla por simple simpatía” (Zuleta,
1986, p. 192) , que es evidente que nuestra naturaleza humana no puede ser
reducida a fórmulas científicas porque ella está confeccionada con arte,
cultura, mitos y costumbres, pero que se
debe abordar con el propósito de entenderla para entendernos en nuestra
condición humana, darle un giro a la posición del hombre frente al amor, frente
a lo mitológico y frente a la locura para avanzar en nuestra comprensión.
CONCLUSIÓN
Los procesos de pensamiento que adoptaron
los románticos contra el racionalismo resultaron ser material de largas
discusiones, su irracionalismo no permitía un diálogo con ellos directamente
pero sí con su obra, y vemos como desde esta crítica se muestran las actitudes
románticas que en efecto acercaron al hombre a su deseo de comprenderse.
Resulta difícil señalar que lo hicieron conscientes de sus actos, sin embargo,
el arte que de allí surgió dio cuerda al
espíritu humano y al desenfreno, siendo
estas, cuestiones en las que se ha logrado avanzar con una visión analítica.
El espíritu romántico en su esencia
profética debe ser tomado con alta precaución, debe ser un discurso más,
abierto a discusiones, debe, como ya se decía anteriormente, abordarse con el
propósito de entenderlo y así entender ciertas conductas humanas.
GIL, Gómez. (1972). Literatura hispanoamericana. Antología crítica. Tomo I: Desde las culturas indias hasta finales del
Romanticismo. United States of America, by Holt, Rinehart and Winston, Inc.
GOETHE, Johann Wolfgang, von. (1980). Fausto, Werther. Valencia, España. Círculo de Lectores. S.A.
Colombia se teñía de
violencia, los liberales y conservadores eran los grandes protagonistas, y la realidad
que vivía el país se encontraba
asediada por una batalla política que en
los años siguientes desencadenaría hechos sociales y económicos que afectarían
al país en plenos inicios del siglo XX, como lo afirmó Pedro Gómez Valderrama[1].
Mientras tanto en la ciudad de Pamplona del departamento de Norte de Santander,
el 12 de febrero de 1924 nació un ser que luego se convertiría en magnífico
intelectual, crítico, ensayista y reconocido poeta:
Jorge Gaitán Durán. Gracias a que procedía de una familia pudiente, el acceso a
la educación de calidad le brindó las bases para empezar a formarse como un
gran erudito; desde sus veinte años surgieron en él sus capacidades como
escritor como lo demuestra en las publicaciones que hacía sobre cine y pintura en el
periódico “el tiempo”. Sus padres fueron Emilio Gaitán, un reconocido ingeniero
civil y Delina Durán que era la hija del general liberal Justo L. Durán, lo que explica las
inclinaciones desde joven por el liberalismo. Tuvo tres hermanos pero dos de
ellos, Hernando y Jaime, fallecieron a temprana edad, y el menor, Eduardo,
nació en Cúcuta. La vida de Jorge transcurrió entre Cúcuta y Pamplona durante
sus primeros diecisiete años de vida. En el año de 1930 la familia del poeta se
vio afectada por una crisis económica de la cual salieron bien librados gracias
a la audacia de su padre en los negocios. En 1934 inició las lecturas de los
novelistas Joseph Conrad y David Copperfield, lo que demuestra que a sus
escasos quince años ya se empezaron a ver sus inclinaciones por la literatura. El año de 1939 fue una época bastante difícil
para el país porque “todo estuvo saturado por la segunda guerra mundial; en
cierta forma, y a pesar de que los países latinoamericanos no participaron en
ella, nos afectó no solo económicamente
sino también desde el punto de vista de la privación de la libertad. Medio
mundo se encontraba cerrado para las aspiraciones de los jóvenes”[2].
Jorge Gaitán cursó sus
primeros años de estudio en la ciudad de Cúcuta y en la juventud realizó parte
del bachillerato en el Colegio San José de Cúcuta y lo finalizó en el Colegio
Provincial de San José. Durante estos años se destacó como jugador de baloncesto y se empezaron a
manifestar sus inquietudes en la literatura. Ingresó a la facultad de
Ingeniería civil en la Universidad Nacional
en el año de 1940, pero sólo duró un año, ya que decidió cambiar de profesión e
ingresar a la
Universidad Javeriana para estudiar Derecho. Este periodo de
su vida es importante porque su interés por la poesía se hizo visible cuando empezó
a formar parte del grupo de Los
Cuadernícolas; “una serie de poetas posteriores a piedra y cielo, revelando
una forma coloquial y crítica de apreciar la sensibilidad de un país sumergido
en distintas cambios políticos y sociales […]”[3],bases que le sirvieron para el gran
proyecto que fue su vida, allí se reunieron poetas de su generación como:
Fernando Charry Lara, Fernando Arbeláez,
Guillermo Gayán y Álvaro Mutis.
La primera publicación
que hizo fue en el año de 1946 del libro de poesía llamado Insistencia en la tristeza y
el segundo Presencia del hombre en
1947. Para ese entonces él ya mantenía una buena relación de amistad con
Hernando Téllez y Eduardo Carranza y en este mismo año dio fin a sus estudios
de Derecho.
Gaitán Durán se destacó
por tener un carácter revolucionario, lo demostró en la toma que hizo junto a
Jorge Zalamea en la
Radiodifusora nacional, ya que pertenecía a un movimiento
juvenil que apoyaba la candidatura de Jorge Eliécer Gaitán, y en busca de una
forma de rechazo por el asesinato del caudillo el 9 de abril de 1948, estos dos
poetas “[…] han sido las únicas voces ariscas, indomeñadas e infatigables que
han lanzado a todos los vientos no solamente la protesta contra las
contradicciones que abruman a su patria, sino el testimonio lúcido, infatigable
y sin compromisos de cómo esas condiciones asfixian toda posible voz inconforme
[…]”[4].
Y como dice Gómez Valderrama[5]
este acontecimiento le trajo grandes consecuencias a Jorge Gaitán, empezó a ser
perseguido por la policía y tuvo que viajar clandestinamente a Cúcuta para
esconderse en la casa de sus padres bajo la protección de amigos influyentes de
la familia. Hasta 1949 pudo regresar a Bogotá y fue allí donde escribió el
tercer libro de poesía llamada “Asombro”.
El año de 1950 fue bastante
importante y decisivo en la vida de Jorge Gaitán Durán, de Cúcuta viajó a
Caracas. En este lapso según Pedro Valderrama[6]
Gaitán Durán decidió dedicarse de lleno a la literatura y apartarse del
ambiente de violencia que acechaba a Colombia. La ayuda económica que recibió
de sus padres fue primordial para lograr la realización de tantos viajes, uno
de ellos, por ejemplo, el que hizo hacia Francia en el buque “Isigny” y en el
que inició abordo su “Diario”, una de sus obras más
importantes y significativas, que comprende los años de 1950-1953 y 1959-1960[7].
En sus páginas puede encontrarse de forma detallada todo lo que vivió y conoció
en el amplio viaje que hizo por Europa y Asia. En el año de 1950 se radicó en
París, hizo varios cursos de cine y crítica cinematográfica y al año siguiente
contrajo matrimonio con Dina Moscovici quien es llamada Hannah en el “Diario” y
con quien tiene una hija llamada Paula, en este mismo año publicó Asombro desde la ciudad de las luces.
Durante esos cuatro años
de viaje (1950-1954), Gaitán se deleitó apreciando las diferentes obras de arte
en las exposiciones a las que asistía, y es en el Diario donde plasma su fascinación por el mundo de la pintura, una
muestra es la siguiente descripción:·En cierta
pasión hacia la literatura y la alegría de vivir a plenitud, de hacer lo
que realmente deseaba, 2 En el tercer año de viaje, 1953, viajó a España donde
se consolidó uno de los proyectos más significativos de su obra, allí,
junto a Eduardo Cote Lamus y Hernando
Valencia logró darle forma a lo que sería la revista “Mito”. Tiempo después
viajó a Brasil para visitar la familia de Dina y luego regresó a Colombia, se
asocio a la
Editorial Antanares y dedicó parte de su tiempo a dictar
clases en la
Universidad Nacional.
El día nueve de abril de
1955 apareció el primer número de “Mito”,una revista bimestral, cultural por excelencia, de la que el mismo Jorge
trató de dar algunos adelantos de lo que significaría para la sociedad. Antes
de la publicación escribió en el Diario lo siguiente:
No es falta
de convicción lo que hiela al intelectual en la batalla; es su desdoblamiento:
reflexiona sobre el acto en el mismo instante en que actúa. No logra
confundirse con su lucha. Está en el infierno del sujeto. Cada cosa parece
presunción de una problemática: cada hecho le exige una decisión, en la cual
compromete todo lo que es. En su obra se manifiestan los prejuicios que forman
imperceptiblemente el “orden cultural establecido”.
Esta apreciación es un
claro indicio de lo que buscaba la revista, como promotora de crítica y cultura
en una sociedad que se encontraba envuelta únicamente en la problemática de
violencia que vivía el país, “Gaitán se esforzó por suscitar un espacio para la
reflexión”[8].
Respecto a este tema Pedro Gómez Valderrama[9]
comenta que en la difusión de su primer número, recibió una censura de $2.000
debido a la publicación del “Diálogo entre un cura y un moribundo” del Marqués
de Sade, una de las influencias filosóficas de Gaitán Durán. Los principales
temas de la revista giraron hacia dos ámbitos principales. El primero era
literario, le dieron mayor relevancia a la poesía, y el segundo ensayístico con
temas filosóficos y sociológicos principalmente. Otro aspecto importante por
rescatar es la intención que tenían los intelectuales que manejaban la revista
de incluir en ella traducciones y diferentes documentos que promulgaron el
pensamiento moderno. A mediados de 1956 Jorge Gaitán Durán viajó a París, y
dejó encargado de la revista a un comité
liderado por Pedro Gómez Valderrama.
En el año de 1958 publicó
Amantes, designado por Juan Manuel
Roca[10]
como el mejor de sus libros, por verse claramente la maduración de su
obra, en este mismo año se divorcia de
su esposa y al año siguiente publicó en ediciones de la revista Tierra firme su libro político La revolución invisible, lo que prueba
una vez más que Jorge Gaitán Durán fue un gran intelectual en su época, pues no
sólo se destacó como poeta, sino que también supo plasmar como crítico y
ensayista diversos temas de interés para la sociedad del momento y de cierta
manera todos los conocimientos adquiridos en sus viajes se hicieron cada vez
más evidentes.
En 1960 regresó a Bogotá
y en una de las ediciones de mito publicó Sade,
textos escogidos y precedidos por un ensayo, El libertino y la revolución, en
1961Escribió la obra de “Los hampones”, opera con música de Luis
Antonio escobaren 1961. En 1962
publicó su libro Si mañana despierto, señalado
para algunos críticos literarios como Juan Gustavo Cobo Borda[11]
uno de los más completos, pues aparte de los poemas incluye apartes del Diario. En este mismo año viajó a París en el mes de
abril y se devolvió a Colombia el 22 de junio en el avión de Air France, pero
infortunadamente en el aterrizaje Point – à – Pitre, el avión se estrelló y
murieron todos los pasajeros. Gaitán fue enterrado el 28 de junio en el
Cementerio Municipal de Cúcuta.
Corta fue su vida pero
inmarchitable es su obra, sus amigos más cercanos, le rindieron un homenaje
después de su muerte, dentro de la que se destacan las palabras de Eduardo Carranza: “Nos dejas en herencia tu hazaña, tu anhelo y tu esperanza, y tu obra como el resto de un
naufragio, tu poesía con la cual luchabas y sigues luchando contra la muerte y
contra el tiempo. Por ella de verdad, no pudo vencerte la muerte”[12].Estas palabras, a pesar de que fueron dichas hace
tiempo aún tienen validez, en pleno siglo XXI, porque seres humanos como Jorge
Gaitán Durán, marcan realmente la vida de las personas que por fortuna han
leído su obra. Experimentar que está vivo, tal vez no físicamente, pero si
están vivas sus palabras que logran cautivar y abrir un camino que lleve a la
reflexión, y a reconocer los retos y desafíos que el mundo intelectual posee.
[3] Disponible en internet: http:/ /
escritoresdepoesiacolombiana.blogspot.com/ 2009 / 12 /
los-cuadernicolas-periodizacion.html (Página consultada el 21 de agosto de
2010).
[4] Zalamea, Jorge, Literatura, política,
arte, citado por COBO BORDA, Juan Gustavo. “Mito”.
En: Historia de la poesía Colombiana, siglo XX. Bogotá: Villegas
Editores S.A., 2003. p. 236.
[10] Disponible en Internet: htto://www.lablaa.org/blaavirtual/publicacionesbaniep/boletín/boleti3/bol1/amantes.htm
(Página consultada el 01 de junio de 2010)
[11]COBO BORDA, Juan Gustavo. “Mito”. En: Historia de la poesía Colombiana, siglo XX.
Bogotá: Villegas Editores S.A., 2003, p.
[12]La voz de Jorge Gaitán Durán [grabación sonora].
Bogotá: Colección literaria emisora H.J.C.K., 1998.